Por Lic. Jorge Dolce, 09/03/2016
La idea alemana de universidad, desde el punto de vista de su génesis histórica y de su impronta académica adquiere su singularidad en contraposición con otro modelo, también europeo, el napoleónico. A lo largo de la historia humana los descubrimientos luego aplicados a la interacción entre los humanos y la naturaleza permitieron a las sociedades de su tiempo adquirir ciertas ventajas respecto de otras sociedades rivales, socias o enemigas. Como sabemos, las Universidades han sido producto de una evolución del monopolio eclesiástico del conocimiento a una laicización del mismo en tanto el mismísimo estado adquirió autonomía frente al poder espiritual y asigno a la institución universidad la responsabilidad social de velar por la producción y aplicación del conocimiento. Este camino no ha sido lineal ni transparente respecto de la configuración de los modelos antes señalados, al cual podríamos añadir el modelo ingles. Por la simple razón de que la historia de los distintos estados europeos respecto de su emancipación del absolutismo ha sido distinta y a desigual velocidad. Sí nos interesa señalar qué independientemente del “modelo” adoptado por cada sociedad para el desarrollo de la ciencia los mismos se han dado por la necesidad de éstas de crear, apropiarse, modificar y aplicar los mismos para no quedar rezagadas en la competencia con otras naciones.
En este contexto la singularidad de modelo humboldtiano de universidad expresa la idea de universidad como abarcadora de todo el conocimiento en tanto y en cuanto quienes se dedican a crear, enseñar y difundir el mismo forman parte de un universo independiente que reclama emancipación tanto de poder espiritual como de la utilidad reclamada por el estado moderno y en competencia con otros estados. La búsqueda de la verdad debe sobreponerse a estos objetivos meramente utilitarios. Y a la vez, señalar críticamente hasta los propios basamentos sobre los cuales se constituye la demanda exigida por el estado a la universidad. La apertura de la Universidad de Berlín en 1809 como ícono refundador de la universidad alemana moderna en contraposición a la tradicional se dio en el contexto de la primera revolución industrial liderada por Inglaterra y 35 años después de la primera máquina a vapor. Pero sería luego de la guerra franco prusiana en 1870 y el posterior proceso de unificación liderado por Bismark que Alemania comienza su industrialización. Durante más de 60 años la universidad alemana bajo la influencia de las ideas de Wilhelm Von Humboldt edifico los cimientos sobre el cual se asentó el desarrollo de la ciencia en un contexto de universalidad transversal con las demás disciplinas del conocimiento. La pedagogía de éste pensamiento universal del conocimiento se materializo en la idea de la Bildung, esto es, que la búsqueda del conocimiento debía retroalimentarse con la enseñanza del mismo estableciendo una relación virtuosa entre quien enseña y aprende, entre quien descubre y comparte con quien recibe para la formación (saber por qué). Pero además, la búsqueda de la verdad a través de la ciencia inspiraba un valor moral que se sobreponía a las prácticas foráneas al mundo universitario fundadas en el pensamiento mundano más propio de los atajos y pareceres que de lo correcto o incorrecto. En la idea de totalizar el conocimiento en una institución; la universidad buscada por la concepción idealista alemana, soportó y aún soporta el escrutinio crítico de quienes interpelados por los cambios contemporáneos en la educación superior ven en el “viejo” modelo humboldtiano limitaciones prácticas y conceptuales para constituirse en vector de la actual universidad de masas que lo alejan las nuevas demandas no sólo del estado sino de las propias sociedades…cada vez más emancipadas del mismo. Un aspecto interesante sobre la historicidad del proceso que ha vivido la institución Universidad a lo largo de su existencia es la interpretación que recoge Naishtat sobre las consideraciones del sociólogo sueco Björn Wittrock respecto de las rupturas y discontinuidades de un proceso que nunca fue lineal ni evolutivo cuando se comparan los modelos universitarios que sirven de inspiración al análisis comparativo, sean el napoleónico, el británico, el humoldtiano o el americano. Su enfoque pretende establecer que la orientación actual de la Universidad no está pre-determinada por la evolución más o menos acabada de los modelos hegemónicos en los cuales hoy se inspira el debate sobre el sentido de la universidad, dado que esos mismos modelos en su tiempo de nacimiento y desarrollo estuvieron atravesados por tensiones y discusiones respecto de su orientación “definitiva”…Así, desde la producción de conocimiento fundada en la pedagogía de la bildung, cuya unidad rectora era la búsqueda de la verdad bajo la égida de un imperativo moral respecto de la integralidad del sujeto, pasando por la especialización que sostenía y sostiene la autonomía del saber hasta la actual hibridación en la producción del conocimiento anclada en la “mera” lógica de la competencia del mercado, la institución universitaria está atravesada por una incesante yuxtaposición de sentidos que va configurando su nuevo ethos. Esto es aún más evidente, por los fuertes contrastes de las dinámicas de cada carrera, disciplina o instituto de investigación al interior de los sistemas universitarios periféricos respecto de los sistemas universitarios hegemónicos anclados en el centro de las sociedades capitalistas avanzadas. Un factor determinante para la “globalización” del debate sobre la pertinencia de la educación superior y su misión social y cultural lo han posibilitado las nuevas herramientas de comunicación cuyo impacto primigenio, inicial desde que existen, se ha dado en aquellos sectores de la frontera de la ciencia habituados a compartir información sobre avances y cuellos de botella de sus investigaciones que luego ha derramado cual efecto demostración y a distinta velocidades sobre el resto del sistema universitario. Estableciendo distintas intensidades y/o adaptaciones en la búsqueda de sentidos. En referencia a las posibles continuidades del modelo humboldtiano en nuestra institución; es posible verificar la coexistencia del mismo en yuxtaposición con otros modelos como el americano contextualizados en los rasgos distintivos de los tres procesos modernizadores de la educación superior (formación, especialización, hibridación) de acuerdo a la escala y densidad de las disciplinas y en contexto del abordaje transdisciplinario que se trate. El constante aumento de la población superior universitaria y la diversidad por el lado de la oferta como por el de la demanda presionan sobre las formas y el contenido que debe adquirir el sentido de la universidad hoy. En consecuencia, la configuración “definitiva” de éste proceso histórico respecto de la institución universitaria se está desarrollando día a día al influjo no ya de un modelo pre-determinado que se desea alcanzar o corregir…sino de una yuxtaposición de sentidos qué a partir de las demandas del Estado y de la sociedad cada vez más emancipada de éste está moldeando la formación profesional así como la búsqueda de producir, apropiarse y difundir conocimiento y tal vez incluso cómo ya lo demuestra la evidencia como actora no exclusiva de dicho proceso.
Bibliografía: Francisco Naishtat, Las Luces in Memoriam. Alain Renault, ¿Qué hacer Con las Universidades? Pedro Krotsch, Educación Superior y Reformas Comparadas.
En nuestra tradición universitaria el manifiesto de la reforma de 1918 no sólo expresaba la condena a una forma de enseñar y aprender sino una concepción estática y dogmática del conocimiento por lo cual reclamó que se practicara verdadera ciencia; pero al mismo tiempo sus protagonistas se reivindicaron ciudadanos libres de una república libre asociando definitivamente sus reclamos académicos a una concepción autónoma, social y política de los mismos. La idea de extensión universitaria, asociada a la docencia y la investigación, forman una trilogía que da sentido histórico al sistema universitario argentino en sintonía con el rol social que debe jugar la universidad. Sin embargo, en la evidencia histórica de su derrotero estas ideas fuerzas se superponen, cruzan y entrecruzan con los avatares de la inestabilidad política institucional y con los cambios en la matriz productiva del país.
Un aspecto sustantivo del sentido humboldtiano de la universidad era no sólo formar al sujeto en las artes de la ciencia sino al sujeto como portador de valores morales fundados en la búsqueda de la verdad, esta impronta suele entrar en entredicho en la actual universidad de masas, dado que la formación para las profesiones o para la investigación especializada están atravesadas por múltiples factores que ponen en segundo plano la formación “ética” y “ciudadana” del sujeto universitario y de la institución como “faro” de la sociedad. Esto tiene puntos de verificación en todos los sistemas universitarios del mundo a partir de la masificación de la educación superior, no obstante, la mayor o menor participación de los miembros de la comunidad universitaria en las decisiones democráticas del rumbo de sus respectivas instituciones y/o el desarrollo de programas que vinculen formación curricular con extensión u otros que intervienen en la realidad a partir del voluntariado aportan a ese sentido de responsabilidad social en sintonía con el ideal reformista qué en éste punto podría decirse roza el ideal humboldtiano de búsqueda de la verdad a partir de a elevación moral de los individuos que transitan los claustros universitarios.
Una de las preocupaciones en el debate universitario actual en relación al sentido de la Universidad es, si se verifica, que la mismas además de formar para las profesiones, las ciencias y sus aplicaciones lo hace también para la formación ética y ciudadana de sus miembros dado que la presión del Estado y la sociedad sobre la universidad han “inducido” a ésta a la adopción de un relacionamiento con dichos actores a partir de preocupaciones económicas. Esta preocupación en parte se explica por el enorme y “descontrolado” avance científico verificado en las últimas dos décadas que pone en entredicho aspectos éticos y morales en la relación de los hombres entre sí y de estos con la naturaleza y dado ese contexto, la pertinencia de la educación superior; en otro sentido por la creciente separación entre docencia e investigación al interior de la universidades de masas que rompen con la idea de comunión entre el que enseña y se educa y por otro, en cierto desapego de los miembros de la comunidad universitaria en sentido amplio a reconocerse como un todo.
Ya la especialización en la formación universitaria indujo en la universidad de masas la formación en la expertice antes que en una formación integral respecto de valores y conductas éticas respecto de la posibles “consecuencias” que la intervención en el medio social podía ocasionar el graduado universitario. En realidad, mucho del aprendizaje respecto de estos valores responden a la impronta que el cuerpo docente imprime a sus enseñanzas y no a una deliberada inclusión de esas preocupaciones en los programas de estudio. Tampoco es posible generalizar al respecto, en algunas carreras de medicina existen materias al final de la currícula que incorporan aspectos jurídicos y sociales sobre el ejercicio profesional. Sucede que estas preocupaciones han adquirido visibilidad política, institucional y social a partir de los sucesivos e irrefrenables avances de la ciencia y la tecnología que obligan a discutir aspectos éticos y morales tanto en la investigación científica, como eventualmente en la aplicación de nuevos conocimientos a la vida entre los seres humanos y de estos en relación con el medioambiente. La extensión universitaria tradicional, ícono de la universidad reformista, ha avanzado en su forma de intervenir socialmente conforme la propia universidad avanzo en la incorporación de nuevos conocimientos y pedagogías para su transmisión; el concepto de aprendizaje-servicio se ha incorporado a la enseñanza curricular de determinadas materias como una pedagogía de formación aprendizaje que le brinda al alumno la posibilidad de conjugar teoría y práctica en un contexto real con el medio propiciando un juicio valorativo y reflexivo sobre la práctica que desarrolla y sobre el futuro profesional del mismo. Esta pedagogía del aprendizaje tiene comparativamente puntos de conexión con aquella idea de formación de la Bildung sobre la cual se edifico la universidad alemana en el siglo 19. Sin embargo, el contexto actual, por el que se promueven éste tipo de iniciativa y reformas curriculares (bienvenida sea) no ha sido producto de la propia iniciativa universitaria (salvo por supuesto, honrosas excepciones) sino motivada por la exigencia estatal y social de pertinencia sobre el rol y sentido de la Universidad en un contexto de modernización.
Qué le reclama la sociedad y el estado actual a la Universidad de masas? En primer lugar, no quedar desfazada de los procesos de creación, asimilación y difusión de los nuevos descubrimientos y sus aplicaciones. En segundo lugar y desde la perspectiva de Gibbons que la misma adopte un perfil pedagógico que aborde la enseñanza universitaria a partir de un enfoque transdisciplinario que integre distintas especializaciones en la resolución de problemas en estrecha relación con las demandas del estado y la sociedad (el mercado como actor primordial, pero también respecto de otros actores sociales). En la idea, de que los nuevos descubrimientos no sólo se producen partir de la investigación en ciencia básica tratando de encontrar los principios y grandes leyes qué explican la naturaleza o la aplicación de dichos descubrimiento realizados por especialistas dedicados puntualmente al desarrollo de un proceso o producto sino en la conjunción de investigación pura con distintas especialidades en el abordaje de un problema que debe ser resuelto desde una perspectiva transdisciplinar. A partir del cual, y producto de la dificultad en hacerlo provocar nuevos descubrimientos y posibles vías de solución que motivan líneas de investigación no prevista o planificadas desde la singularidad de una especialización o una disciplina determinada. Esta forma del descubrimiento ha sido denominada hibridación y se verifica en la frontera de la ciencia a partir de una interrelación entre distintas instituciones dedicadas a la investigación (no exclusivamente las universidades) y empresas privadas que invierten fuertes recursos en I+D. Precisamente, éste no exclusivismo de la Universidad en materia de investigación y desarrollo ha motivado en el mundo desarrollado y desde la conferencia de la UNESO de 1998 en adelante una acalorada discusión sobre la pertinencia de la educación superior. Este debate, en la universidades “alejadas” del mundo desarrollado también está atravesado por la necesidad del estado y de los mercados de no quedarse rezagados de la competencia global, pero también, para que dichos procesos de “creación”, “adaptación”, “apropiación” y divulgación del conocimiento conviva armónica y virtuosamente con la mejor tradición universitaria, en nuestro caso, reformista. En este sentido es muy atendible la reflexión de Naishtat poniendo en entredicho las aseveraciones de Gibbons en relación a la producción de nuevo conocimiento proclamando la impertinencia en la búsqueda del mismo en el par investigación verdad respecto de la pertinencia expresada en el par investigación acción. La universidad de masas como un todo complejo está en transición y transformación, su fisonomía definitiva adquirirá como en cada época histórica la impronta del impulso modernizador o no que los nuevos conocimientos científicos y aplicados y las pedagogías para explicarlos y transmitirlos sean apropiados por los propios sistemas universitarios nacionales que se trate.
Bibliografía: Pertinencia de la Educación Superior en el siglo XXI, Michael Gibbons. Educación Superior y Reformas Comparadas, Pedro Krotsch. Formación para la Ciudadanía y Educación Superior, Miquel Martínez Martín. Francisco Naitasht, Universidad y Conocimiento: Por un Ethos de la Impertinencia Epistémica.